Día
Séptimo. – Mi agricultor, esta
mañana en su caminar, ha soñado estar paseando una noche casi
invernal por esa playa entre dos mares, cercana a casa, junto a su mujer. De
pronto ella le puesto la mano en el brazo y se han detenido. Le hizo un gesto
para que escuchara. El ruido de las olas en la oscuridad lo llenó todo. Le
dijo: “¿Lo oyes?”. Esto se repite muchas veces. Y una mañana llegó a
responderle: “Sí”. ¡¡¡Feliz lunes!!!
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