Día vigésimo
noveno. – Y mi agricultor sigue dándoles los buenos días desde las
alturas de su Rioja donde según tiene escrito en su libreta de notas:
“Las hayas blancas,
altas, gigantescas,entre helechos y eléboros,
y el musgo compasivo,
parecen huir por la pendiente
y refugiarse
en los brazos del hada de la niebla”.
Hayas blancas del valle del Oja
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