Día vigésimo
octavo. – Ayer mi agricultor, viendo como el sol apuntaba desde ese
lugar que le asignaron los dioses, se preguntó dónde guardar algo tan valioso
como las ‘llaves’ de un reino. Imaginó un sitio inconquistable, de alta
seguridad y a salvo de las miradas envidiosas. Una caja fuerte que resistiese
como si nada el paso del tiempo. Y le vino a la cabeza inmortalizar la imagen
posando el objetivo de su cámara sobre el castillo de Lorca, esa magnífica
construcción, hoy Parador Nacional y ayer fortaleza defensiva, que le valió a la
Ciudad del Sol el distintivo de “Regni tutíssima clavis” (la llave segura del
reino). Y después de inmortalizar ese apunte de sol mi agricultor entendió por
qué durante siglos este entorno vigiló la puerta de entrada de estas tierras,
que hacían de frontera entre mundos enfrentados. ¡¡¡Feliz viernes!!!
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