Día Octavo. – Hoy mi agricultor, volviendo grupas hacia
tierras cálidas, cierra la puerta y exclama con Unamuno lo que él dejó escrito.
¡¡¡Feliz domingo!!!
Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños.
Yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad,
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar.
Puerta gravaleña arruinada
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