Día vigésimo
primero. – Mi agricultor, observando cómo la nieve acaricia los
ramilletes de naranjas, ha ido a sus notas para recordar estos versos de
Miguel Hernández. ¡¡¡Feliz sábado!!!
¡Ay, qué acometimiento de quebranto
ir a tu corazón y hallar un hielo
de irreductible y pavorosa nieve!
Naranjo níveo en el Campo de Cartagena
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