Día
Segundo. – Entonces mi agricultor se agachó delante
del fogón, supersticiosamente pensativo, y puso delante de él estos versos del
libro de Aleixandre:
“Estaba don Ianero con dos panes catando,
cercado de cecinas, cepas acarreando.
tenía gruesas gallinas, estábalas asando,
estaban de la percha las longanizas tirando.”
Y manifestó que estas son las almas modestas de sus
cosas, sus pequeños genios tutelares, posados sobre el camino para que le
propicien ese vasto espacio entre el gran desconocido y este lugar donde sus
pies tocan el suelo. ¡¡¡Feliz lunes!!!
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