Día Octavo. –
Se empeña hoy mi agricultor en rogarle al tiempo que este año el clima no se
empeñe en malograr este espectáculo para los sentidos. Ya está ahí la
floración. Un bálsamo para el alma en estos tortuosos tiempos de penurias; una
caricia de seda y terciopelo multicolor para la vista cansada de la crudeza de
la vida; un sensitivo y sensual paréntesis en el día a día; un verdadero viaje
al optimismo. Eso es la floración en el Valle del Iregua. ¡¡¡Feliz miércoles!!!
Floración villametrense
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