Día Primero. – Hoy mi agricultor cumple setenta y un años.
¡Anda, si son livianísimos!, me ha dicho al felicitar esta
mañana mientras paseaba,
como todos los días, entre los dos mares. Ya tengo 71 años y comienzo a
creérmelo. Sé que es una edad en la que te puede venir un achaque…y se acabó.
Pero aquí estoy viviendo con lucidez y emoción, con interés para escribir,
versear y disfrutar de los míos. Y como escribió el clásico Catulo, deseando
ser como un gorrión posado entre espinos. ¡¡¡Feliz miércoles!!!
“Gorrión, capricho
de mi niña, con el que acostumbra ella jugar, tenerlo en su
regazo, ofrecerle
la punta de su dedo tan pronto se le acerca y moverle a agudos
picotazos, cuando
al radiante objeto de mi desasosiego le agrada jugar a no sé qué cosa querida y
solaz de su dolor; entonces -creo- se le calmará su ardiente pasión.
¡Ojalá pudiera yo,
como ella, jugar contigo y aliviar las tristes cuitas de mi alma!
Gorrión sobre unos espinos del barranco
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