Día vigésimo
primero. – Hoy mi agricultor, será porque ya apunta el carnaval, me ha cantado
el “tintirulo-tintitán”, también llamado gori-gori, que a mí me recuerda
siempre al tío Vitoriano, el sacristán o el hombre de los mil oficios, con su
blusón azul y, a veces, con esa su chaqueta de pana lisa, que vivía en la casa
enfrente de lo que fue posada, y que desde que él murió, y hace unos cuantos
años, dejó de cantarse en la iglesia de mi pueblo el canto del pájaro de los
muertos. ¡¡¡Feliz martes!!!
“Tintirulo.
Tintitán.
¿Quién se ha muerto?
El sacristán.
¿Quién le canta?
La paloma.
¿Quién le llora?
La perdiz.
¡Un piquito en la nariz!”.
Fachada principal de lo que fue Casa-Posada en Grávalos
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