Día décimo octavo.
– Veo hoy a mi agricultor preocupado, feo, raro, desapacible, inquietante,
inseguro, duro. Está como estamos en todas partes, también aquí en la frescura
de la playa. Están pasando cosas preocupantes, grandes y pequeñas, pero todas
más desasosegantes que tranquilizadoras o esperanzadoras. Y me lo narra, así,
con un tono coloquial, como acompañado de una mueca de desagrado, interrogación
y perplejidad, para no elevar el tono y no pasar a mayores. Y él, desde luego,
sigue bañándose en el balneario. ¡¡¡Feliz sábado!!!
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