Día vigésimo
primero. – Mi agricultor se ha
colocado hoy junto a Marguerite Yourcenar al invitarle ésta, en sus Memorias de
Adriano, a que “trate de recordar nuevamente su vida en busca de su plan,
seguir una vena de plomo o de oro, o el fluir de un río subterráneo, pero este
plan ficticio no es más que una ilusión óptica del recuerdo. De tiempo en
tiempo, en un encuentro, un presagio, una serie definida de sucesos, me parece
reconocer una fatalidad; pero demasiados caminos no llevan a ninguna parte, y
demasiadas sumas no se adicionan. ¡¡¡Feliz martes!!!
Es verano
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