Día décimo octavo. – Recuerda hoy mi agricultor, tras los cristales, a esa
niña menuda y graciosa. Llevaba una túnica ondulante y rubia como el trigo
maduro, y sandalias de piel de oveja, cosidas por ese guarnicionero de nombre
desconocido, que ya había llegado a la senectud, y su carne de sarmientos
resaltaba entre el lino de su sayal, que le tejió la esposa, y de sus barbas de
patriarca. ¡¡¡Feliz martes!!!
San José; Campos de Nijar. Almería
No hay comentarios:
Publicar un comentario