Día vigésimo. – Ayer le preguntaron a mi agricultor sobre
la identidad de la niña descrita el pasado día décimo octavo. Contestó que era
una imaginada joven paseando por la playa una lluviosa tarde. Y hoy, después de
representarla por tierras de Rodalquilar, la presiente callada o conversando,
trajinera o embelesada, pero siempre sonriendo. Su boca, húmeda y casta,
semejando en todo instante la capacidad de exprimir la miel del fruto de la
zarzamora o de beber del agua de su aljibe, blanco como un cordero; y en sus
ojos, del negror aterciopelado de sus trenzas, siempre mora una luz de
lejanía. ¡¡¡Feliz jueves!!!
Aljibe en Rodalquilar -Campo de Nijar-
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