Día décimo séptimo. – Sentado ante la bahía del Mar Menor, con
una copa de vino y unas aceitunas verdes, mi agricultor mira pasar alguno llaut entre los pequeños y grandes barcos de los navegantes del
fin de semana, y recuerdo a ese amigo, a Paco, que se marchó con la ilusión de
tener uno, y, probablemente, recordando aquella frase de Horacio: “Dichoso aquél que vive, lejos
de los negocios, como la antigua grey de los mortales”. ¡¡¡Feliz lunes!!!
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