Día décimo noveno.
– Recuerda hoy mi agricultor aquellas sus primeras traducciones latinas y de
entre ellas lo hace con aquella que decía: Bebía el cordero aguas abajo del
mismo arroyo donde lo hacía el lobo. Se indignaba el bicho, ese que sabía de nieblas y temporales de agua en las
majadas, de noches de ventiscas, aldeas aisladas y camadas aullando…, enfureciéndose porque el cordero le enturbiaba el agua. ¡¡¡Feliz viernes!!!
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