Día décimo octavo.
– Se detiene mi agricultor a verlos venir en
bandadas cuando se acaba la tarde. Se han alargado los días y a esas horas,
cuando ya se ha ido el sol y las sombras se adueñan del campo, los gorriones
vuelven a los ficus y palmeras del parque. Es su casa. Se pelean por un trozo
de rama y un gorjeo ensordecedor invade la esquina que por un rato será suya.
¡¡¡Feliz Jueves!!!
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