Día vigésimo
primero. – Mi agricultor me recuerda hoy a Quevedo al que Alejandro Casona dedicó la obra “El caballero de
las espuelas de oro” en la que ponía a parir a los gafos y a los cornudos, a
los catalanes y a los portugueses, a los ricos y a los pobres y hasta llegó a denunciar
el lenguaje políticamente correcto: "El zapatero, de viejo se llama
entretenedor del calzado. El botero, sastre del vino; la taberna, ermita; el
verdugo, miembro de la Justicia". Góngora fue más feroz cuando se burlaba de
Lope: "Dicen que ha hecho Lopico/ contra mí versos adversos/ más si yo
vuelvo mi pico/ con el pico de mis versos/ a este Lopico, lo pico". ¡¡¡Feliz domingo!!!
Córdoba: patio de los naranjos
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