Día Sexto. – Ayer mi agricultor, viendo cómo la tarde se
escondía, como cada anochecer, sintió abrirse, poco a poco, el frío silencio de
la noche junto a los sonidos del día. Tomó su lapicero y anotó en su
libreta: Cae la tarde. Azules, rojizas,
/ las nubes escardadas en el cielo. / El crepúsculo de piedra parece decir
algo. ¡¡¡Feliz sábado!!!
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