Día vigésimo segundo.- Hoy mi agricultor al pasear
entre cantos de “pichentes”, “cardelinas”, abejarucos y alondras ha recordado a
Miguel Delibes cuando escribió en El Camino: “Y, a fin de cuentas, habrá quien,
al cabo de catorce años de estudio, no acierte a distinguir un rendajo de un
jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y
caprichosa. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inútiles o poco
prácticas”. ¡¡¡Feliz lunes!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario