martes, 24 de mayo de 2016

Día vigésimo cuarto




Día vigésimo cuarto. – Dice mi agricultor mientras escarda sus verdes trigales que existen días en los que como hoy no tiene nada que llevarse a los ojos, ni un ángel que venga a labrarle el campo ni a escardillar sus sembrados. Me gustaría que sucediera algo, cualquier cosa valdría. Llamar a la calandria, pedirle que cantara por nosotros al mundo. Acaba de obedecerme. Ya está cantando. ¿La oís? Lleva el silencio a las cañas granadas de sus verdes maizales porque en medio del silencio comienza a nacer la esperanza. Siempre quiso ser pobre, y esa fe le sostiene. ¡¡¡Feliz martes!!!

 Agricultor riojano faenando la escarda

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