Día décimo quinto. – Dice mi
agricultor que las apariencias engañan y que, de unas jornadas cálidas,
demasiado cálidas, hemos pasado a un descenso brusco de las temperaturas que
está poniendo en alerta a los agricultores, especialmente a los productores de
fruta de hueso, en plena floración. Y de esto me ha estado hablandoa esta mañana cuando, rápidamente,
ha recordado de Juliana, esa vieja monja belga del Císter que, a pesar de haber
superado hace mucho los ochenta, prefiere la soledad de una cabaña a los muros
del monasterio. Juliana, me cuenta mi agricultor, ha optado por vivir sola en
medio de la Naturaleza, acabar sus días al pie de la sierra de Cebollera,
rezando, leyendo y escuchando música clásica, Mozart y Hendel mayormente, y,
sobre todo, Bach. Mientras tanto fuera de su cabaña sigue cayendo la nieve y
suceden otras raras cosas. ¡¡¡Feliz lunes, hermana Juliana!!!
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