lunes, 8 de febrero de 2016

Día octavo




Día octavo. – Hoy mi agricultor, con generosidad, buena conciencia y serenidad, no hace otra cosa que pensar que, más de setenta años después, ya no volverá a penetrar dentro de lo que fue la Casa-Fonda ni podrá recorrer ese su pasillo en T, su saloncito, su cocina y sus humildes estancias. ¡Qué importa! Nadie podrá impedir a mi agricultor recuperar, como en un chispazo luminoso, su primera infancia, y poder reencontrarse de algún modo con la memoria de sus padres. Ha indagado, ha preguntado y le han dicho que la casa, cerrada desde hace mucho tiempo, se abrió hace unos días, tiene nuevos dueños, también algún juguetón inquilino y hasta, con prisa, han cambiado las llaves a sus puertas. No preocuparse agricultor: el busto del ECCE-HOMO, tallado en madera de encina centenaria, aquel que presidía el inmenso pasillo en T, es de mi propiedad, también, de la de mis descendientes. Hace más de cuarenta años me dijeron no podía ser sacado de la Casa-Fonda, pero, ¡alegría! mi agricultor lo hizo en buena hora y, ahora, le protege. ¡¡¡Feliz lunes de Carnaval!!


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