Día vigésimo octavo. – Recuerda hoy mi agricultor que, desde 1866,
cuando don Braulio Baroja bajó a su esposa Juana un garrafón de agua de La
Pazana para que un animal enfermo sanara…estas aguas, desde entonces, han
curado afecciones de la piel, de los bronquios, catarros y anemias.
Tradicionalmente los habitantes de Cornago han tenido acceso gratuito a sus
aguas y desde la segunda mitad del siglo XVIII las aguas sulfurosas que manan
de su fuente han sido motivo de peregrinaje de personas procedentes de diversos
lugares del país. ¡¡¡Feliz domingo!!!
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