sábado, 16 de abril de 2016

Día Décimo sexto




Día Décimo sexto. – Hoy mi agricultor, ante la plaza de Grávalos, me ha preguntado si en alguna ocasión he dejado de pensar en aquellos juegos de nuestra niñez. Le he contestado que nunca, como no podía ser de otra manera, y así se lo he manifestado, recordando lo dejó escrito el filósofo francés de origen ruso Alexandre Koyré: “no es del trabajo de lo que nace la civilización, sino de los ocios y el juego”. No se pueden olvidar ni el juego de la pelota en el agrietado frontón detrás de la ermita, con suelo de tierra y parte encementado, donde pasábamos las horas muertas. “El marro” en el patio de la escuela y en los recreos, un juego clásico de agilidad, estrategia y solidaridad. “El pañuelo”, de características parecidas. El “bote” y el “escondite”, de agilidad y picardía. El aro y el hinque…y no olvidarse, ya entrada la primavera, de que entre los chicos se imponía ir de nidos y resurgía el instinto primitivo de la caza, eran otros tiempos. ¡¡¡Feliz sábado!!!



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