Día Trigésimo. –Y hoy mi
agricultor, dispuesto a terminar su camino, añora cosas como aquellas que añoró
A. Machado refiriéndose a la mujer manchega: “La Mancha y sus mujeres...
Argamasilla, Infantes, Esquivias, Valdepeñas. La novia de Cervantes, y del
manchego heroico, el ama y la sobrina, el patio, la alacena, la cueva y la
cocina, la rueca y la costura, la cuna y la pitanza, la esposa de don Diego y
la mujer de Panza, Y tú, la cerca y lejos, por el inmenso llano eterna
compañera y estrella de Quijano, lozana labradora fincada en tus terrones - ¡oh
madre de manchegos y numen de visiones! -, viviste, buena Aldonza, tu vida
cuando tu amante erguía su lanza justiciera y, en tu casona blanca ahechando el
rubio trigo, aquel amor de fuego era por ti y contigo. Mujeres de la
Mancha, con el sagrado mote de Dulcinea, os salva la gloria del Quijote”. Y el agricultor se despide de estas tierras y
de sus buenos labriegos preguntándose si habrá otro pueblo donde más
íntimamente se pueda comprender la alucinación de estas campiñas rasas. ¡¡¡Buen
sábado!!!
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