Día Vigésimo octavo.
– Hoy, feliz jueves, mi agricultor, después de
estar en la prisión donde encerraron a Cervantes y después de haber contemplado
su camastro, lo recordará siempre tal y como lo recordó J. E. Hartzenbusch:
“En aquel tenebroso encierro,
en aquel cofre angustiado
de cal y canto pintado,
concibió la mente fecunda
del gran Manco de Lepanto
la idea vastísima, triste
alguna vez, regocijada
casi siempre, de su Don Quijote.
Desde allí, rompiendo su imaginación
las gruesas y toscas paredes
que le aprisionaban, se espació
por las dilatadas llanuras
de la
Mancha”.
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