Día Cuarto. – Hoy
mi agricultor me recuerda que, a veces, hay que gritar como gritó Julio Cesar a
su hijo adoptivo, en palabras de Shakespeare: “¡la culpa, querido Bruto, no es
de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos, que consentimos en ser
inferiores. ¡¡¡feliz lunes!!!
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