Día décimo tercero. – Quizás
porque estoy bajo los efectos graduales del shock de que se acerca cumplir 70
años o porque me quedé un tanto aturdido, contemplando esta arruinada iglesia
de Navalsaz, pienso más a menudo en el contraste del presente con los pasados
sucesivos que he ido viviendo: en lo que queda de ellos y en lo que se ha
borrado, en lo que se olvida y lo que se recuerda, en lo que parecía perdido y
parece que vuelve y sobre todo en la diferencia que hay entre las cosas tal
como las recuerda quien las vivió y como las imagina quien ha venido más tarde,
quien las conoce de oídas, por lectura de libros o por imágenes, o por los
relatos interesados o engañosos o simplemente distraídos o inexactos de otros.
El pasado público se aleja mucho más rápido que el de la propia vida, quizás
porque en realidad uno le presta una atención más superficial de lo que supone.
Todo esto es lo que les está pasando a las despobladas aldeas. ¡¡¡Feliz
miércoles!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario