lunes, 18 de enero de 2016

Día decimoctavo




Día decimoctavo. – Hoy mi agricultor, en su madrugador paseo, se ha encontrado con varios buscadores de oro y otros metales preciosos perdidos entre las arenas de la playa de Villananitos en San Pedro del Pinatar y ha pensado lo siguiente: Si me preguntaran qué me llevaría a una isla desierta, respondería sin dudarlo que la música de Bach junto a ese artilugio para buscar oro, el Quijote y Rinconete y Cortadillo. Nada me parece más indispensable para vivir. Confieso de entrada y humildemente que algo sé sobre el arte del solfeo y algo estudié, siendo joven, de esta disciplina, de suerte que hasta soy capaz de distinguir un do de un fa.
Me comenta a continuación que, en su futura vida, quiere ser organista y tocar a Bach, seguir leyendo a Cervantes e intentar seguir buscando el oro de la tranquilidad, siendo estos de los pocos remedios que conozco para blindarme de ese mal que nos acecha y de ese azar que acaba por volverse contra nosotros. En medio de la desdicha y el infortunio, cuando todo nos abandone, siempre nos quedará Bach, Cervantes y ese armatoste con chicharra sonadora. ¡¡¡Feliz lunes!!!


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