Día
Quinto. – Ayer mi agricultor, siguiendo la décimo quinta etapa de
la Vuelta Ciclista a España, recordó y extrajo de sus archivos una fotografía
sacada en el año 1989, mes de diciembre, en la que intentó inmortalizar los
reflejos de Lanuza, es así como se llama el pueblecito del valle de Tena,
otrora en ruinas y que pudo ser anegado y que nunca lo consiguieron al no
alcanzar el embalse la elevación prevista. Como podrán comprobar lo que fue un
pueblecito, proyecto de inundación, hoy es un pueblo más allá de un boceto de
recuperación, habiendo abandonado el ser una postal lacustre: piedras
reflejadas en el agua, campanario de la iglesia silueteado sobre las peñas y
cuadro sedante indemne a los silencios de la montaña. Pueblo que ha dejado
atrás el rugido de los vientos y ventiscas. Si ayer me entristeció
fotografiándolo desde la orilla del río Gállego, hoy me ha alegrado al
comprobar que cada dormitorio del único hotel, allí existente, recibe el nombre de un escritor cuya novela más
conocida se ofrece en la mesilla de noche y sus extractos serigrafiados en la
mampara del cuarto de baño. ¡¡¡Feliz lunes!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario