Día vigésimo
tercero. – Hoy mi agricultor, cuando las fiestas ya están terminadas
y las uvas se ofrecen para que el corquete las vea, va y me cuenta que, en cada
vid, en cada sarmiento, se distingue, sin doblez, el trabajo humano acumulado,
el trabajo de innumerables generaciones sufridas que han pasado dejando este
rastro de gracia. ¡¡¡Feliz viernes!!!
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