Día vigésimo octavo.
– Dice mi agricultor que ya han quedado archivadas en su imaginación esas
tardes de verano, fundamentalmente agosteñas, en la casa familiar; aquellos
olores de los campos clavijeños, lindantes a los villametrenses; el sentir el
bochorno de ese sol implacable de algún pueblo de La Rioja al mediodía y ese
fresco oloroso a bodega y a leños de mi casa solariega con zaguán. ¡¡¡Feliz
miércoles!!!
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