Día Décimo quinto. – Mi agricultor, metido
ya de lleno en la semana, preludio de la Semana Santa, me ha preguntado cómo me
gustan más los tronos de la Semana Santa cartagenera. Le he contestado que,
algunos, en la penumbra del último brillo de su candelería y en la multitud del
desfile por la calle Cañón; otros, con la
última luz de la tarde, cuando el San Pedro asalta la cancela del Arsenal y
cuando La Piedad surca el atronador griterío de corazones que la esperan en su
salida a las puertas de Santa Mª de Gracia o recogiendo el caudal de lágrimas
que la arropan en su vuelta; los más entre el bullicio de la plaza del Lago en ese
encuentro del abrazo; o viendo llegar al San Pedro a los compases del “Perico
Pelao”. Y, fundamentalmente, cuando Nuestra Señora arriba, para recogerse, y me
busca con su mirada cuando entono la Salve Cartagenera. Así me gustan, querido
agricultor, los desfiles procesionales cartageneros. ¡¡¡Feliz martes de
pasión!!!
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