Día Décimo séptimo. – Observa mi agricultor
que los días, cercana ya la primavera, aún pueden ser tanto de invierno como de
primavera. Las aguas aún están frías y los vientos siguen siendo húmedos y mientras camina divagando entre la ternura del paso de una nube blanca
sobre el azul del cielo y la pelusa, que ya atormenta, de un árbol a punto de
florecer le llega, de
repente, el ruido encantado de una fuente y de una acequia que
refresca el primer azahar. Es el momento cuando las hierbas y los sembrados se
espesan y los naranjos florecen. ¡¡¡Feliz jueves de Pasión!!!
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