miércoles, 2 de marzo de 2016

Día Segundo




Día Segundo. – Fue por estas trochas y veredas y el fotografiado río riojano Oja en donde mi agricultor dejó de escuchar el sonido de las campanas por el hundimiento de algunas espadañas. Pero si pudo sumergirse, a pie, en la Naturaleza, por los senderos del monte, debidamente señalados, aspirando el olor de los sabinos, del cantueso, del espliego, de las estepas y de los pinos. Meterse en el hayedo o el robledal. Escuchar el rumor del agua del arroyo. Ir recogiendo los frutos del bosque, cada uno a su debido tiempo: setas, endrinas, moras, bizcobas, gayubas, calambrujos…Y aprender de paso a distinguir la diversidad de las plantas y de las flores y, oh prodigio, el canto de los pájaros. 


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