jueves, 24 de marzo de 2016

Día Vigésimo cuarto




Día Vigésimo cuarto. – La otra mañana mientras mi agricultor paseaba dirección a La Ribera por la orillita del Mar Menor, contemplando eso que han dado en llamar balnearios, se ha parado a conversar con un pescador que andaba preparando sus aperos y a la búsqueda de un arco iris doble- ¡que existe!- afirmó entusiasmado, mirando al cielo entre los edificios que le rodeaban y señalando el aire tardoinvernal con sus manos sarmentosas de místico medieval y ojos de pintor de calaveras. En esas estaban pescador y agricultor cuando aparecieron unas rachas de lluvia y viento, los zarazos de invierno que dicen en mi tierra, alternadas con soles resplandecientes, que son los que producen esos magníficos arcos iris que enmarcan la primavera. Nada fue tan emocionante como la conversación entre ambos en medio de ese fenómeno de arco iris doble. ¡¡¡Feliz Jueves Santo!!!


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