Día Vigésimo noveno. – Y mi agricultor
hoy se pregunta, ¿de dónde esa fascinación tan fuerte que, año tras año, me
empuja a la soledad de los campos, hasta arrojarme -literalmente- en los brazos
de estos almendros villametrenses en flor? ¿Qué es lo que me comunica ese árbol en su efímera
floración, que tanto poder tiene sobre mi espíritu inquieto, sobre mi palabra
sedienta de belleza? Y la respuesta la encontró en este poema del poeta
murciano Antonio López Baeza. ¡¡¡Feliz martes!!!
Sólo el almendro en flor.
¡Sólo el almendro!
Sólo el milagro de su luz despierta.
¡Sólo el silencio!
Sólo la soledad que nada espera.
¡Sólo mi corazón sembrado al viento!
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